El verano casi asoma en el calendario, llegan días de vacaciones y hay muchos cambios en nuestras rutinas. Seguro que en vuestra familia también notáis que la comida cambia en verano y es que es normal que, frente a las altas temperaturas, tomemos ciertas precauciones para "cuidarnos" sin saberlo gracias a lo que comemos y bebemos en verano, estar más sanos, más frescos y proteger a los pequeños de determinados riesgos.
Esta es una guía rápida de la alimentación infantil en verano, con consejos para toda la familia, para adecuar la comida a esta época del año, disfrutar de deliciosos platos presos y ligeros y hacerlo de manera saludable.
Diez consejos para que los niños y nosotros pasemos estos días calurosos sin demasiado esfuerzo, previniendo el calor y sin que nos falte de nada en la dieta. Qué alimentos son más adecuados, cuáles evitar o cómo cocinar en verano son algunos de los puntos de los que os hablamos a continuación.
La hidratación es esencial para un buen estado de salud, para prevenir los temidos golpes de calor... Toma agua con abundancia, leche y zumos naturales. El golpe de calor se evita, junto otras medidas de cuidado, con una buen dieta.
Los bebés han de mamar más a menudo para evitar la deshidratación, ofrece el pecho más frecuentemente.
Aumenta los platos frescos con ensaladas, frutas e incluso legumbres. Las frutas de verano como el melón, la sandía, los melocotones, albaricoques... son muy ricas y frescas. Estos alimentos hidratan y son una fuente importante de vitaminas y minerales muy apetecibles. Las ensaladas pueden ser de pasta, legumbres, frutas...
Sorbetes, gazpachos, batidos y helados naturales, realizados por nosotros mismos en casa, con verdura, fruta y zumos naturales, son una deliciosa opción para complementar meriendas, almuerzos o desayunos. La nevera es nuestra aliada en esta época del año.
La plancha, los hervidos, el vapor, asado e incluso la barbacoa, si se hace con ingredientes saludables, son maneras de cocinar perfectas para esta época, cuando tal vez apetezcan menos los guisos. La carne magra y el pescado cocinados de manera ligera son un buen aporte de proteínas, minerales...
Haz comidas ligeras, con guarniciones de verdura. La cena ha de ser más ligera que el almuerzo y preferiblemente no tomarla justo antes de acostarse a dormir.
Evita los fritos, el exceso de grasas y azúcares, ya que dificultan la digestión.
Respeta las digestiones, un tiempo de reposo tras la comida principal, ya que con el calor la digestión puede ralentizarse. Si han hecho una comida pesada es más probable que sufran un corte de digestión si hay cambio de temperatura brusco al meterse en el agua de la playa o piscina.
Procura no saltarte comidas y mantener, en la medida de lo posible, unos horarios estables para cada comida. Es normal que nos relajemos en las vacaciones, pero respetar los horarios de las comidas hace que no se descarguen y coma más o menos igual que otros días. El desayuno sigue siendo fundamental, especialmente porque nos prepara para un día probablemente repleto de actividad si vamos a la playa, de excursión...
En verano hay que llevar especial cuidado con la seguridad de los alimentos, ya que pueden proliferar bacterias, transmitirnos enfermedades y ponerse en mal estado. Recuerda lavarlos bien, cocinarlos en su totalidad, no mezclar crudos y cocinados...
En definitiva, aunque es normal que en verano se alteren los hábitos de nutrición de los niños y de toda la familia y nos demos más de algún capricho, sí hay ciertas recomendaciones que conviene seguir. ¿Lo conseguís vosotros en estas fechas complicadas? A veces resulta difícil realmente...
Esperamos que esta guía rápida de la alimentación infantil en verano os sea de utilidad, ¡y no dejéis de compartir con nosotros vuestros trucos favoritos en la cocina para esta época del año!
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